El rey, el espejo y el llanto

Cuentos de Nasreddín recopilados y anotados por Eduardo Dermardirossian

Nasreddín le obsequió a su rey un lustroso espejo de platino. Miróse el monarca en él y al verse tan feo prorrumpió en un llanto. Nasreddín -que se hallaba a su lado- lloró asimismo con desconsuelo.

Cuando el rey dejó de llorar, advirtió que el maestro seguía derramando lágrimas y evidenciando una gran congoja. Fue entonces que el rey lo confortó diciéndole que estaba emocionado al comprobar cuánto le amaba, porque le acompañaba en su pena más allá de su propio dolor. Y le pidió que dejara de sufrir.

Entonces Nasreddín exclamó: "Oh mi Señor, tú te viste por un instante en el espejo y lloraste por un instante. Siendo que yo te veo durante todo el día, ¿no es justo que llore un poco más?"


Nota: Solemos ignorar cuan grande es la pesadumbre que nuestra torpeza le causa al hombre sabio. Tal que, de saberlo, guardaríamos silencio o nos cuidaríamos de actuar. Pero no nos fue dado saberlo, por lo que seguiremos siendo ordinarios y torpes, cualquiera sea nuestro linaje o rango. Me parece que es éste uno de los cuentos más lineales de los muchos que le son atribuidos al maestro sufí, siendo la fealdad del rostro el reflejo del alma, y el espejo la medida de la estimación del prójimo. E. D.