La olla tuvo cría

Cuentos de Nasreddín recopilados y anotados por Eduardo Dermardirossian

Fue para cocinar pilav(1) que cierta vez Nasreddín le pidió a su vecina una olla grande, a lo que ésta accedió amablemente.

Transcurrido un breve tiempo, Nasreddín le devolvió la olla a su vecina, quien al destaparla vio que dentro tenía otra olla, pero más pequeña. Sorprendida, inquirió al Maestro por ello, a lo que éste contestó: "Es que... tuvo cría". Complacida, la mujer guardó para sí ambas ollas.

Transcurrido un mes y Nasreddín volvió a pedirle a su vecina la misma olla en préstamo, accediendo feliz la señora, quizá con la secreta esperanza de una nueva parición. Pero no fue así, porque corrían las semanas y la olla no era devuelta.

Ya ansiosa por la tardanza, la vecina se apersonó en la casa del Maestro y le recordó que aún no le había devuelto lo prestado.

-La olla..., ah sí -recordó Nasreddín-, se murió.

Indignada, la mujer reprochó al que eso había dicho, advirtiéndole que no le tomara por tonta. "¿Cómo puede morir una olla?", preguntó con indisimulado fastidio.

Con la serenidad que le era propia, Nasreddín contestó: "Si pudiste creer que esa olla tuvo cría, ¿qué te impide creer también que ahora ha muerto?".


Nota: El cuento denuncia la fragmentación de la conciencia, sazonando el reproche con un dejo de animismo malicioso. Los diálogos y las reflexiones en el sufismo no tienen rigor alguno, como ocurre entre los griegos antiguos o entre los racionalistas modernos. Pero las consecuencias que devienen de ellos no son menos relevantes. Las ollas no nacen ni mueren, lo sabemos. Pero ignoramos la verdadera relación del hombre con su entorno. E. D.

(1) Plato típico del Medio Oriente elaborado a base de arroz.